Por qué cada vez más artistas apuestan por este look cinematográfico.

Durante años, el anamórfico ha estado asociado al cine de gran presupuesto. Flares horizontales, encuadres panorámicos, bokeh ovalado… una estética reconocible que parecía reservada a producciones inalcanzables para muchos artistas.
Sin embargo, en los últimos tiempos, las lentes anamórficas han empezado a entrar con fuerza en el mundo del videoclip, especialmente en proyectos narrativos, conceptuales y visualmente ambiciosos.
¿Qué es exactamente una lente anamórfica?
A diferencia de una lente “normal” (esférica), una lente anamórfica comprime la imagen horizontalmente al grabar. En postproducción, esa imagen se “descomprime”, dando lugar a:
- Un formato panorámico cinematográfico
- Flares horizontales muy característicos
- Bokeh ovalado
- Una sensación de espacio y profundidad distinta a la óptica convencional

No es solo una cuestión estética: el anamórfico cambia cómo se perciben los planos y cómo se siente la narrativa.
¿Por qué el anamórfico funciona tan bien en videoclips?
El videoclip es un formato ideal para este tipo de ópticas por varias razones:
- Potencia la emoción sin necesidad de grandes decorados
- Aporta un lenguaje visual más cercano al cine que al vídeo musical clásico
- Funciona especialmente bien en piezas narrativas, íntimas o épicas
- Diferencia visualmente un proyecto en redes y plataformas
En un contexto donde muchos videoclips compiten por atención, la imagen importa más que nunca.

Anamórfico no significa exagerado
Uno de los grandes mitos es pensar que rodar en anamórfico obliga a una estética extrema. En realidad, bien utilizado, puede ser sutil, elegante y muy orgánico.
No se trata de llenar el plano de flares o forzar el formato, sino de aprovechar:
- La suavidad en las altas luces
- La profundidad del encuadre
- La relación entre sujeto y entorno
Cuando se usa con intención, el espectador no piensa “esto es anamórfico”, simplemente siente que la imagen tiene más peso cinematográfico.
Rodar videoclips hoy: narrativa, emoción y cine
Cada vez más artistas buscan videoclips que no solo acompañen una canción, sino que cuenten algo, transmitan atmósfera y refuercen la identidad del proyecto musical.
Por eso, en nuestras producciones recientes hemos empezado a rodar videoclips con ópticas anamórficas de cine, integrándolas de forma natural en el lenguaje visual del proyecto. No como un efecto, sino como una herramienta narrativa más.
El objetivo no es “lucir lente”, sino dar a cada videoclip el tratamiento visual que merece, adaptando la técnica al tono de la canción y del artista.

¿Es el anamórfico para todos los videoclips?
No necesariamente. Como cualquier decisión creativa, depende del proyecto.
Pero cuando encaja —por estilo musical, narrativa o atmósfera—, el anamórfico:
- Eleva el acabado visual
- Aporta personalidad
- Sitúa el videoclip un paso más cerca del lenguaje cinematográfico
Y eso, hoy en día, marca la diferencia.
🎥 Conclusión
El anamórfico ya no es un lujo inaccesible. Es una herramienta creativa real para videoclips que buscan imagen, emoción y cine.
Y bien utilizado, no roba protagonismo a la música:
la acompaña, la amplifica y la recuerda.