(y Cómo Evitarlos sin Volverse Loco)
Producir un videoclip musical es una aventura creativa en toda regla. Mezclas arte, técnica, ritmo, storytelling… y claro, como en todo viaje, hay piedras en el camino. A lo largo del tiempo he visto de todo: rodajes que van como un reloj suizo, y otros que parecen un capítulo de “Supervivientes”.
Aquí te comparto algunos de los errores más habituales que se cometen al producir videoclips (sí, incluso los profesionales los cometemos a veces) y cómo podemos evitarlos para que el próximo rodaje fluya como debe.

1. Mala planificación: rodar sin mapa
Uno de los errores más típicos (y más graves) es lanzarse al rodaje sin una buena planificación. Improvisar todo sobre la marcha puede sonar bohemio o “creativo”, pero en producción significa una cosa: desastre.
¿Cómo evitarlo?
Hagamos un buen plan de rodaje, crear un guion técnico aunque sea simple, hacer un desglose de escenas y tiempos, y tener todo claro antes de sacar la cámara. Cuanto más detallado esté todo en papel, menos caos en el set.
2. Concepto poco definido: ¿qué estamos contando?
Muchas veces se empieza con una idea más o menos vaga y se va desarrollando «sobre la marcha». ¿Resultado? Un videoclip que no cuenta nada, o peor aún, que quiere contarlo todo y se queda en tierra de nadie. Ya hemos hablado de esto en nuestro articulo sobre guiones.
¿Cómo evitarlo?
Tomémonos el tiempo de trabajar el concepto con el artista o el equipo creativo. ¿Qué queremos transmitir? ¿Cuál es el tono? ¿Es narrativo, poético, visual, conceptual, cómico…? Una vez tengamos eso claro, construyamos el guion o el esquema visual desde ahí.
3. Presupuestos demasiado ajustados: lo barato sale caro
Otro clásico. Se intenta hacer un videoclip con un presupuesto ridículo, confiando en que “ya lo apañaremos”. El problema es que eso suele llevar a sacrificios que afectan a la calidad: mala luz, poco tiempo de rodaje, equipo justo, cero postproducción… Seguro que te encantará nuestro artículo sobre cuanto cuesta un videoclip.
¿Cómo evitarlo?
Tenemos que ser realistas. No se trata de gastar mucho, sino de gastar con cabeza. Si el presupuesto es bajo, adaptemos la idea para que funcione con los medios disponibles. Es mejor un concepto simple y bien ejecutado que uno ambicioso mal hecho. Y si el presupuesto no da para lo que pide el artista… es mejor ser honesto desde el principio.
4. No cuidar la iluminación: lo más importante después de la cámara
Esto se ve muchísimo: vídeos con buena cámara y buen montaje que no lucen porque la luz es plana, dura o directamente fea. La iluminación no solo es estética, también transmite emociones y da forma a todo lo que vemos. Como ya hemos visto en este otro artículo sobre iluminación
5. Problemas técnicos por no revisar el equipo
La pesadilla: llegas al set y la cámara no graba. O el estabilizador falla. O el audio entra saturado. Todo por no haber probado el equipo antes.
¿Cómo evitarlo?
Hay que hacer pruebas técnicas los días previos. Compruebar que todo funciona, cargar baterías, vacíar tarjetas, llevar repuestos. Y si vamos a grabar en exteriores, llevar más de lo que creemos que vamos a necesitar. Mejor prevenir que perder media jornada por una tontería.
6. No controlar bien el rodaje: caos en el set
Un rodaje desorganizado se nota en el ambiente. Tiempos que se alargan, equipo que no sabe qué hacer, artista cansado, tomas que se olvidan… Todo eso acaba afectando al resultado final.
¿Cómo evitarlo?
Debemos tener claro el orden de grabación, distribuir responsabilidades y respetar los tiempos. Una buena comunicación en el set (aunque sea un rodaje pequeño) es oro. Y sobre todo: priorizar. A veces no se puede grabar todo, pero sí lo más importante.
7. Una edición con prisas (o sin cariño)
La edición es el lugar donde todo cobra sentido. Pero muchas veces se trata como un trámite. Cortes apresurados, efectos que no encajan, falta de ritmo, o directamente errores de continuidad que rompen todo el trabajo anterior. En nuestro artículo sobre edición podrás conocer más sobre la post-producción.
¿Cómo evitarlo?
Dedicar tiempo a la edición. Escuchar la canción mil veces, jugar con los tiempos, cuidar el ritmo, la narrativa visual. Y sobre todo, no subestimar el poder de una buena corrección de color y un diseño de sonido decente. Aquí es donde el videoclip se convierte en algo profesional.
Conclusión
Hacer un videoclip no es solo tener una cámara y un par de ideas visuales. Es un proceso que mezcla técnica, creatividad, sensibilidad y muchísima planificación. Evitar estos errores nos ahorrará dolores de cabeza y nos permitirá disfrutar más del proceso.
Y sobre todo, recuerda: cada error es una oportunidad para mejorar. Pero si puedes evitarlos desde el principio… mejor que mejor 😉